Si sigues a Sofía Niño de Rivera, seguramente has escuchado su opinión sobre quienes tienen la mentalidad de nuevo año, nuevo yo. Sofía se burla de estas personas recordándoles que, en realidad, solo estamos pasando de martes a miércoles, y que el calendario es un invento humano para intentar “resetear” el año y nuestras vidas.
No todo el calendario es ficticio. Los días, meses y años tienen una base natural en los ciclos de la Tierra. Sin embargo, la estructura de 365 días es, efectivamente, un producto de nuestra imaginación colectiva.
Se necesita imaginación para creer que un martes pertenece a un año, y que al día siguiente, miércoles, ya estamos en un año completamente distinto.
Pero se requiere todavía más imaginación, para diseñar lo que queremos que suceda en un año.
El año pasado leí «Think and Grow Rich» de Napoleón Hill y me sorprendió que un libro supuestamente sobre dinero, haya dedicado todo un capítulo a la imaginación.
Napoleón Hill considera la imaginación como el puente entre el pensamiento y la realidad, una herramienta imprescindible para quienes aspiran a alcanzar grandes metas. Él dice que la imaginación es el taller donde se modelan todos los planes creados por el ser humano.
Este concepto está estrechamente relacionado con la Ley de la Atracción de la cual muchos autores hablan. Porque en resumen, la imaginación crea la realidad. Todo lo que vemos en el mundo físico comenzó como una idea en la mente de alguien.
Muchas personas estarán en estos días hablando de sus propósitos para el año. Algunos dicen que hay que ponerlos en papel para que efectivamente se hagan realidad.
Yo creo que la parte más difícil empieza en la imaginación. Porque si efectivamente, aquello que imaginamos puede hacerse realidad, no habría límite.
Así que la pregunta de ¿qué quieres lograr este año?, pudiera hacerse más específica si te preguntas:
¿qué te imaginas?
¿cómo te lo imaginas?
¿cómo te ves con aquello que te imaginas?
¿qué sientes?
Cuando te permites imaginar con detalle, comienzas a construir un mapa mental que te guía hacia tus objetivos. Por eso, antes de escribir tu lista de propósitos, dedica tiempo a imaginar. Visualiza tu meta con claridad e intención.
Y si llega febrero y te das cuenta de que no has avanzado mucho, aquí es donde la imaginación y el gran invento del calendario vuelven a jugar a tu favor. Aunque algunos, como Sofía Niño, se burlen de ello, la verdad es que siempre hay espacio para nuevos comienzos. Cada día tiene el potencial de ser un «año nuevo,» incluso si solo estás pasando de domingo a lunes.


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