Hoy fue un día perfecto para una carrera perfecta. El clima había amenazado con nubes y hasta lluvia, pero para cuando cruzamos la meta, ya calentaba el sol.
Ternium es de las carreras más concurridas en Monterrey. Se puede decir que en el año, entreno para dos carreras que no me gusta perder: Ternium y Nike. También la llevo en un lugar especial porque fue mi primer carrera de 10K. Hoy también fue la primera vez que corrí con mi hermana y fue su primer 3K.

Desde que empecé a entrenar para el 21K, he corrido pocas carreras porque por lo general, me emociono, no controlo la velocidad y me lastimo. Y hoy, a una semana del 21, no fue la excepción. Es ironico como puedo correr 15K en entrenamiento sin dolor, y en una carrera al kilómetro 8 mi rodilla siente que va a estallar. Ahora tendré que llevar esta semana con pequeños trotes para recuperarme, descanso, buena alimentación y mucha hidratación.
No puedo dejar de pensar en los maratonistas de Nueva York que hoy perdieron su carrera a causa del huracán. Estoy de acuerdo en que se debió haber cancelado porque las fuerzas civiles y médicas deben concentrar esfuerzos en los afectados. Pero es triste pensar en toda esa gente que entrenó todo el año tal vez, que puso cuerpo y mente en un objetivo, algunos volaron de lejos, y no lo lograron. Qué gran desilusión.
Y me pone a pensar en lo mucho que me gusta correr. Sí, soy muy competitiva. Conmigo y con los demás. Me encanta superar un tiempo o pasar a alguien. Pero hay muchas victorias que no tienen nada que ver con ganar. Después de muchos kilómetros, después de lastimarse y volverse a levantar. Detrás de muchas metas cruzadas, volteo a ver al interior. Veo un cuerpo fuerte y preparado, escondido entre miedos e inseguridades. Tiene pasión y un corazón listo y dipuesto a luchar. Y son esos momentos cuando más se disfruta una victoria. En medio de la batalla, en medio de la desilusión; la victoria del interior… la del corazón.
Estamos listos. ¡Y aquí vamos!
Felices trotes =)
En mi iPod: Macklemore – Can’t hold us