McQueen se dio un buen susto cuando me vio entrar a la casa pintada de verde. No ladró, simplemente hizo esa cara de confusión que hace a veces. De pies a cabeza, terminé pintada de “polvos de color” de la auto-denominada carrera más feliz del mundo.
The Color Run es una carrera que organizan en varias ciudades del mundo. Este año llegó por primera vez a Monterrey. A última hora y no queriendo pagué su altísima cuota de registro. El costo era de $450 o $600 el día del evento. Digo altísima porque para aquellos corredores de cada domingo, el costo tradicional de una carrera de 5k ronda entre $180 y $350. Pero debo decir que valió la pena.
La carrera consiste en un circuito con 4 puntos de color, uno amarillo, otro azul, rosa y verde. Después de pasar por el arco de color, te adentras en una nube de polvos. Depende de qué tanto te espolvoreen o de dónde te caiga es como sales. Al principio, traté de no avanzar directamente hacia las personas que espolvoreaban. Después más y más hasta que termine perdiendo un ojo. Bueno, no un ojo, pero sí un pupilente. Era deshacerme de ellos o tener visión azulada.
La carrera cierra con un festival de color, en donde se avientan más y más polvos en medio de música y fiesta. Definitivamente una buena experiencia para ser la primera vez.
En mi iPod: Black sheep – Gin Wigmore