Ayer tuve un mini entrenamiento de natación para variar, donde me di cuenta (una vez más) que lo mío lo mío, es correr. Después de algunos intentos me di cuenta que es mucho más cansado de lo que parece. Lo bueno de todo esto es que ya me siento mejor de un leve tirón que sentía en mi pierna después de unos ejercicios la semana pasada. Definitivamente es muy buena terapia.
Todavía estoy corriendo distancias cortas, 2 o 3 veces por semana. Intercalando velocidad y subidas. Voy en la semana 4 de 9 para mi primer 5k del año. Algunos opinarán que me la estoy llevando bastante tranquilo y es cierto. Pero la verdad es que los meses de frío no son mis favoritos y prefiero dejar los entrenamientos intensos para meses más calurosos.
Últimamente me ha entrado en la cabeza la idea de volver a correr un 21k. Se me vino a la mente después de una muy buena plática de Karla Wheelock que aunque es la segunda vez que la escuchó, esta vez sentí un golpe cuando la escuchaba hablar. “Como exploradores de los limites, debemos darnos esa oportunidad de constantemente plantearnos retos”. Pero no fue eso lo que me hizo pensar en volver a correr un reto de verdad, sino esta frase: “cuando el alumno está listo, el maestro aparece”
Cuando algo me apasiona, me involucro, pongo dedicación, aprendo y me construyo poco a poco. Me gusta rodearme de las personas que me pueden enseñar algo que me llame la atención, que me de valor. Pero nunca me había topado con la idea de que pudiera pasar que el alumno no esté listo para aprender. Y después de esto, encontré una teoría de Eduardo Punset que hablaba de desaprender. Él dice que cuando uno tiene una experiencia intensa, como un desamor, la única manera de salir es si eres capaz de desaprender. Dejar de creer todo lo que piensas, cambiar de entorno y sólo así volver a aprender. Después de haber corrido 21k tuve un pequeño desamor con la pista. Yo, la alumna, estaba agotada de correr. Ahora que nuevamente estoy lista para aprender, la vida empieza a enseñarme nuevas lecciones. Desaprender, no es más que olvidar lo aprendido y re-inventarse. Pensar, cuál es el paso más pequeño que me atrevo a dar, y darlo.
Espero que en la próxima nadada, al menos pueda aguantar un poco más. Porque aunque no lo crean, desaprender natación, tiene su chiste.
Felices trotes =)
En mi iPod: Dance With Me Tonight – Olly Murs