De mañana y por la tarde

7:00 am, suena mi despertador. Normalmente vuelve a sonar cada 10 minutos hasta las 7:45. A veces hasta las 8:00.

Hoy, a diferencia de muchos días, me levanté a las 7:15 para salir a correr. Había dejado todo listo la noche anterior, pero conociéndome, eso no garantiza nada. Desayuné media barra de granola y unos tragos de agua. Cuando salí de la casa, la brisa se sentía fresca. Había llovido un poco por la noche. Calenté algunos minutos y corrí una versión corta de mi ruta de estos días. Subida, plano y bajada. Me gustó que hubiera varios corredores y uno que otro paseando a sus mascotas. Para cuando terminé ya hacía suficiente calor como para llegar a bañarme rápidamente antes de salir a la oficina. Recordé lo mucho que me encanta empezar así el día. Sólo basta con decidir tomar el primer paso, y créanme, el primer paso para mí no es afuera de la casa, es bajando mis pies de la cama.

El otro lado bueno de salir a correr por la mañana, es que tengo tiempo por la tarde para hacer otras cosas. Como salir a dar un paseo más largo con McQueen, por ejemplo. Y como estamos todavía en vísperas del 10 de mayo, debo decir que hay veces que me hace sentir como esas mamás aguantando a sus hijos hacer un berrinche. Ládrale a todos los perros del parque McQueen, de todos modos, nadie nos está viendo. Ignórame cuando te hablo. Sí, entiendo que quieres hacer pipí en cada árbol, esquina o poste. Y no te olvides de oler cada rastro de otros perros que se atraviese en el camino.

Hoy por suerte, no nada más yo estuve pasando vergüenzas con mi perro. Estábamos llegando a una esquina cuando se aproximaba una mamá de dos perritos, uno de ellos sin correa, chihuahueño. Pensé que McQueen iba a ladrar enseguida, pero en lugar de eso, el chihuahueño fue quien empezó. Mackey, parecía asustado. Como que sacando la vuelta. Pero el diminuto chihuahua no lo dejaba en paz. Traté de alejarme pero me seguía. La dueña de ambos perros no podía controlarlos. Por más que lo llamaba no dejaba de ladrar y de seguirnos. Atravesamos la calle, con todo y el perro persiguiéndonos hasta que me detuve. En eso me pide, por favor, lo puedes cargar? No hay problema, le dije. Ella seguía disculpándose, yo lo cargué y se lo entregué en medio de ladridos. Después se fueron.

Lo divertido de los perros es que sea de día, de noche o a cualquier hora les gusta salir. Sea trote o día de berrinches, siempre lo disfrutan. Estoy segura que McQueen agradece que pueda vencer el despertador en las mañanas. No estoy tan segura si el chihuahueño y su mamá también lo agradezcan.

 

Felices trotes :)

En mi iPod: All the way – Timeflies