Las últimas semanas han sido como un abrir y cerrar de ojos. No ha habido ni un solo momento en el que puedo decir que me detenido. Mis días son más o menos así… Me levanto temprano, camino con McQueen, desayuno si es que hay tiempo, como debe ser, si no hay mucho tiempo, solo una manzana y un yoghurt. Me arreglo, salgo rumbo al trabajo, llego a mi lugar, voy a junta, después otra junta, después ya se terminó la mañana. Salgo a comer, como, regreso a la oficina. Junta, una junta más y ya se ha terminado el día. Me cambio para salir a correr, llego a Calzada, entreno, regreso a casa. Ceno, juego con McQueen, me baño, celular, mensajes y llamadas, leo un poco y a dormir. Suena la alarma y empiezo otra vez.
Septiembre siempre es un mes odiado porque llueve mucho, eso provoca caos y la gente se vuelve loca. Sin embargo, todavía no hemos empezado con TANTA lluvia aún. El año pasado prácticamente empezamos en septiembre y terminamos en abril. Parecía que nunca iba a dejar de llover. Hasta se nos humedecieron las paredes en las casas y oficinas.
En medio de tanta agitación, pero a la vez monotonía, he estado pensando cada semana y cada día en lo que espero. Es decir, cuál mi expectativa o aquello que ansío. Esta semana definitivamente he estado pensando en la carrera del domingo. Es un 5k, ya se. No suena tan emocionante. Pero aun así ha sido mi meta más clara en los últimos meses y me siento muy contenta con lo que he logrado. Pronto llega el otoño, volveré a la escuela y las cosas agarrarán otro ritmo.
Mientras tanto, habrá que seguir en marcha con lo que nos toca en la pista del día. Ya después les platicaré lo que vendrá.
Felices trotes :)
En mi iPod: Howlin’ for you – The Black Keys